El Maximato (1930-1932)
1.- Gobierno de Emilio Portes Gil
Fundación del PNR
En el momento del
asesinato de Obregón la función presidencial aún no recaía en el general
Calles, quien asumió la responsabilidad que reclamaba ese momento político:
nombró a Emilio Portes Gil-un abogado declaradamente obregonista y que apoyó a
diferentes grupos obreros de Tamaulipas cuando fue gobernador-como presidente
interino (de 1 de diciembre de 1928 al 4 de febrero de 1930) y, al mismo
tiempo, como encargado de esclarecer las causas políticas del asesinato. Con
este movimiento el presidente dejaba el esclarecimiento de los hechos a cargo
de los afectados, si bien el ejercicio del poder nacional lo mantenía en sus
manos.
A partir de julio de
1928 Calles supo bien lo que significaría una nueva contienda entre los
revolucionararios por llegar a la presidencia de México, por lo que señaló la
<<necesidad de transmitir de una forma de gobierno basad en la figura del
caudillo a otro de tipo institucional>>. Durante los últimos seis meses
de su gobierno trabajó insistentemente en adentrar en las pudientes capas
sociales la idea- que fue bien recibida- de crear un partido político para
dirimir pacíficamente las sucesiones de los diferentes poderes. La necesidad de
no desgastarse en más enfrentamientos llevó a la <<gran familia>>
revolucionaria a intentar una modificación en sus prácticas, por lo que, meses
más tarde (marzo de 1929), fue creado el Partido Nacional Revolucionario; casi
de manera automática los partidos regionales empezaron a desaparecer. E acuerdo
se sellaba, aunque la forma en que iba a desarrollarse no estaba bien definida,
y el verdadero artífice ocupa sus contactos para que <<el partido>>
quedara bajo su control.
Dentro del programa
del PNR se contemplaban las demandas de los sectores sociales más necesitados:
educación, generación de empleos, apoyo a los campesinos para que recibieran
tierras ejidales, pero también señalaba la obligatoriedad de mantener una
balanza de pagos equilibrados y de industrializar al país. Sin embargo, los
principales objetivos de la política callista eran centralizar el poder y
sujetaba su persona, aun sobre la figura del presidente de la República. Calles
mandaba y n dejaría de hacerlo aun sin ser el presidente de México. A los años
de la vida política mexicana que transcurrieron de 1929 a 1936 se les conoce en
nuestra historia nacional como <<Maximato>>, por la trascendental
importancia que tuvo la figura de Plutarco Elías Calles, llamado <<El
Jefe Máximo>>. Si bien México había sido un país en donde el
representante del Ejecutivo siempre actuaba como el gran ostentador del poder,
para los años de 1929 y 1930 Calles evidenció que tal regla no escrita tenía
una variación. El primero en saberlo fue Emilio Portes Gil.
El breve periodo de
gobierno de Portes Gil fue muy intenso en hechos que necesitaban soluciones:
resolver el conflicto con la Iglesia católica, poner en marcha las funciones
del PNR y llevar a término el nuevo proceso electoral.
Una de las primeras
actividades de Portes Gil, aun antes de ser presidente, se dirigió a tratar de
contener la política radical contra las manifestaciones de la fe católica. Ya
como titular del Ejecutivo Federal, en junio de 1929, esa política conciliadora
le permitió entablar pláticas con los representantes de la iglesia católica, y
les ofreció aplicar <<con tolerancia>> los artículos
constitucionales que incidía en las prácticas religiosas. Por su parte, la
institución católica se comprometió a reanudar el culto en los templos y a
convencer a los cristeros de deponer las armas. El pueblo representado por la
soldadesca y los campesinos, una vez más, puso los muertos en las élites
urbanas- civiles y religiosas-efectuaron las negociaciones.
Rebelión escobarista
Un nuevo conflicto,
aunque por razones crónicas, volvió a presentarse donde el Estado de Sonora.
Con el Plan de Hermosillo, varios generales-Francisco R. Manzo, Fausto Topete,
Marcelo Caraveo y otros- secundaron al general José Gonzalo Escobar en el
levantamiento contra Emilio Portes Gil y Plutarco Elías Calles a inicios de
marzo de 1929. Esta fracción
postulaba al licenciado Valenzuela para contender
a la presidencia pero, al mismo tiempo, algunos de los insurrectos se decidía a
formar parte del partido impulsado por el Jefe Máximo. Ante tal acción Portes
Gil organizó la respuesta y encomendó la represión al general Calles. Durante
tres meses se registraron hechos de armas, algunos de ellos en Monterrey, pero
la derrota completa se les infligió en Jiménez, Chihuahua, departe del primer
responsable de la sujeción; esta victoria volvió a presentar a Calles como el
<<hombre fuerte>> del país.
Movimiento Vasconcelista y
autonomía de la UNAM
La necesidad de
organizar el proceso electoral para la presidencia de México había motivado a
Plutarco Elías Calles a orquestar la creación del Partido Nacional
Revolucionario, pero no todos los representantes de los poderes regionales
estaban dispuestos a subordinarse totalmente. Ya los escobaristas lo habían
evidenciado y su levantamiento armado fue sofocado, por lo que desde un grupo
civil apareció otra propuesta encabezada por José Vasconcelos con apoyo del
Partido Nacional Antirreleccionista.
El antiguo titular de
la SEP en el gobierno de Obregón intentó agrupar a los descontentos con el
callismo, incluidos los cristeros, e inició una campaña presidencial emulando a
Francisco I. Madero. El tono de la oposición al grupo en el poder se enfilaba a
captar las simpatías de las clases medias, algunos empresarios, pero, sobre
todo, a los grupos estudiantiles. Vasconcelos inició su campaña en Nogales,
Sonora, y logró congregar algunos simpatizantes. Sin embargo, en no pocas
ocasiones fue increpado y hostilizado por seguidores de PNR. Además, en el
movimiento Vasconcelista no existía una organización bien estructurada, y la
fuerte personalidad de su líder podía generar atracción o rechazo entre los
grupos menos preparados políticamente dado el lenguaje <<culto>>
que usaban en sus mítines.
El cruce de dos
campañas electorales generó tensiones, sobre todo en la Ciudad de México cuando,
en las mismas fechas, se produjo un hecho insólito: una huelga de estudiantes
de la Universidad Nacional.
Inmersa en el contexto
de la Revolución Mexicana, la vida universitaria fue importante noticia en
1923, cuando en la Escuela Nacional Preparatoria dos importantes personajes de
la vida académica de México tuvieron fuertes diferencias: Vicente Lombardo
Toledano, director de la Escuela Nacional Preparatoria, y José Vasconcelos,
titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP). Esta situación hizo surgir,
aunque se había presentado ya antes, la idea de que la Universidad fuera
autónoma de la Secretaría de Educación Pública. El estallido de la revolución
delahuertista, a finales de 1923, hizo que la SEP no recibiera los mismos
montos económicos que los años anteriores, y Vasconcelos presentó su renuncia
al presidente Obregón, aunque le fue aceptada hasta julio del siguiente año.
Una vez sofocada la rebelión delahuertista, la Universidad volvió a sus
actividades normales y la idea de la autonomía no volvió a tener grandes
posibilidades de prosperar.
En mayo de 1929 se
presentó un conflicto por las modalidades de evaluación sugeridas por las
autoridades universitarias designadas por el presidente Emilio Portes Gil y que
se orientaban, principalmente hacia la escuela de jurisprudencia y Ciencias
Sociales. Los estudiantes de leyes se organizaron en una asamblea general e
intentaron dialogar con el secretario de educación, Ezequiel Padilla, previo
acuerdo de irse a la huelga si no se resolvían sus demandas. La rectoría
respondió que si la huelga estallaba, se clausuraría la escuela de
Jurisprudencia. La huelga estalló el 5 de mayo. El presidente de México y el
rector anunciaron la clausura de la escuela de Jurisprudencia y de todas las
escuelas que la apoyaran. La movilización estudiantil se generalizó por la
actividad desarrollada por la Confederación Nacional de Estudiantes. Se designó
un comité de huelga y, aunque las autoridades decidieron la reanudación de
clases, los estudiantes no se presentaron. Narciso Bassols, director de la
escuela, presentó su renuncia; otras escuelas secundaron a los de
Jurisprudencia y se presentaron conflictos entre estudiantes universitarios
porque se organizó una fuerza para contrarrestar a los huelguistas a través del
llamado bloque orientador. Cuando la policía intervino y resultaron heridos
algunos estudiantes, el movimiento creció y recibió apoyo de ciertos maestros.
El presidente Portes
Gil llamó a los estudiantes a dialogar con él, y unos días después-el 1 de
junio-el Consejo Universitario hizo público su acuerdo sobre la autonomía. Una
vez cubiertos los trámites legales ante los representantes del poder
legislativo, Portes Gil formuló el proyecto de ley Orgánica de la Universidad
Nacional Autónoma. El día 5 de julio la liga de profesores y estudiantes
universitarios declaró que si se aprobaba la ley de autonomía darían por
terminada la huelga. La Universidad Nacional Autónoma de México surgió a la
vida social y política del país en 1929.
La posición
estudiantil fue así encausada hacia preocupaciones más particulares, y si bien
un grupo importante de ellos siguió secundando a Vasconcelos, no todos
aceptaban ser considerados como sus seguidores. La campaña presidencial del
Partido Nacional Antirreleccionista siguió adelante en su confrontación con
Pascual Ortiz Rubio, candidato del Partido Nacional Revolucionario.
La perspicacia del
general Calles al convocar a la creación del PNR, externada desde diciembre de
1928, se concretó en marzo de 1929, cuando se reunieron todos los interesados
en Querétaro para fundarlo, darle su programa y estatutos , al mismo tiempo y
dada la proximidad de las elecciones
presidenciales, nombrar a su candidato. Su primer comité Directivo estuvo
integrado por Plutarco Elías Calles como presidente, Luis L. León como
secretario y Manuel Pérez Treviño en función de tesorero; también al licenciado
Aarón Sáenz. Correspondió a Emilio Portes Gil reconocer a la nueva agrupación
política como presidente de México y, bajo decreto suyo, descontar a todos los empleados
públicos siete días de sueldo para mantenimiento de aquél, así como la
determinación de incluir a los <<donantes>> como miembros activos
del partido.
Buena parte de los
obregonistas esperaban que a partir de marzo, con el apoyo del nuevo partido, apareciera
la candidatura de Aarón Sáenz, pero la realidad fue distinta.
2.- Gobierno de Pascual Ortiz Rubio
Doctrina Estrada y Ley Federal del
Trabajo
Los hechos acaecidos
en Querétaro evidenciaron el poder de Plutarco Elías Calles, quien con una
serie de leales a su persona, promovió la figura de Pascual Ortiz Rubio como el
primer candidato del PNR a la presidencia de México. La reacción de Sáenz y sus
seguidores fue violenta, pero el Jefe Máximo tuvo la capacidad de contenerla. A
partir de allí los recursos gubernamentales, económicos y de logística se
destinaron a apoyar la campaña de Ortiz Rubio.
El PNR fue la suma de
varias posturas surgidas principalmente de los revolucionarios adeptos a
Obregón y a Calles, pero también de otros que regionalmente eran fuertes pero
no capaces de alcanzar poderío nacional. Calles comprendió tal realidad
política que sustentaría al ingeniero Pascual Ortiz Rubio como su candidato a
llevarlo al triunfo electoral en noviembre de 1929. El control de obreros,
campesinos e indígenas por medio de líderes sindicales, o caciques-a través de
la fuerza, la manipulación o la incomprensión de lo que representaba la
<<democracia>>-, dieron sus resultados. Ortiz Rubio resultó
presidente electo.
Una vez que Ortiz
Rubio rindió protesta como presidente de México para ocupar el cargo de 1930 a
1934, pocos fueron los que creyeron que estuviera lejos de la influencia
callista, sobre todo al comprobar que, ante un atentado que sufrió el mismo día
que inició su mandato, mayor fue el número de políticos que fueron a consultar
a Calles para preguntarle qué era lo que se iba a hacer, que los que se
preocuparon por la salud del presidente. No obstante, el nuevo titular del
Ejecutivo Federal intentó crearse un equipo de trabajo que respondiera a sus propios
proyectos, situación que encontró fuertes obstáculos entre la administración de
filiación callista. Además, esos primeros años de los treinta fueron de grandes
problemas económicos del ámbito mundial, lo que impedía la obtención de buenos
resultados en tal área y, sobre todo, sin la ayuda callista.
Uno de los problemas
más importantes que tuvo que enfrentar Ortiz Rubio se derivó del
llamado<<crack>> de 1929, cuando la economía estadunidense tuvo una
fuerte recesión después del increíble auge económico vivido al término de la
Primera Guerra Mundial y que posibilitó los fabulosos veinte. Ante la
desocupación de trabajadores mexicanos que laboraban en Estados Unidos, muchos
de ellos se vieron en la necesidad de regresar a México; para resolver sus
problemas el gobierno estadunidense se confirió la capacidad de decidir qué
gobiernos eran <<dignos de confianza>> para sus interese y
reconoce-o no- a sus representantes. Para el gobierno mexicano era prioritario
establecer buenas relaciones con su vecino del norte, pero sin menoscabo de su
soberanía. Por ello, don Genaro Estrada, ministro de Relaciones Exteriores,
señaló que México no se pronunciaría por otorgar reconocimientos, por
considerar esa práctica como algo
denigrante que, sobre herir la soberanía de otras naciones, las
colocarían en la posibilidad de que sus asuntos interiores pudieran ser que
consideran calificados-en cualquier
sentido-por otros gobiernos, quienes asumirían una actitud de crítica al
decidir, favorable o desfavorable, sobre la capacidad legal de regímenes
extranjeros. Estrada hizo circular tal determinación en pos de defender de los
pueblos para asumir el tipo de gobierno
que consideraran adecuado y rechazar cualquier intento de intervención
en tal ámbito. La postura de México fue aceptada y asumida por los otros países
para sus propias políticas internacionales.
Al interior del mismo
país la presidencia de los trabajadores, cada vez más importante, requería
atención dado el peso que detentaba la política y económicamente. Protegida por
Calles, la CROM de Morones había sido un mecanismo de apoyo para las políticas
gubernamentales, pero desde el asesinato de Obregón-así como los excesos y
prepotencia de sus líderes- le había restado popularidad, por lo que algunos
sindicatos muy fuertes, como el de los ferrocarrileros, los electricistas y los
petroleros, buscaban sus propias formas de organización y lucha.
El ascenso político de
estos sectores obreros estaba en relación con la importancia que tenían en el
desarrollo económico del país, justo cuando la industria empezaba a despegar, y
ello requirió-de parte del Estado-reglamentar las relaciones laborales. Para
1931 el resultado de múltiples iniciativas en tal sentido se presentó a través
de la primera Ley Federal del Trabajo, el 27 de agosto, que otorgaba plena
autonomía al Departamento del Trabajo mediante una serie de atribuciones bien
definidas, entre las que destacan las siguientes:
1.
Vigilar el
cumplimiento de la Ley Federal del Trabajo.
2.
Buscar
soluciones a los conflictos laborales mediante la conciliación. (Para ello
funcionarían las Juntas de Conciliación
y Arbitraje, municipales, estatales y federales).
3.
Desarrollar
una política de previsión social y de inspección. (Se designarían inspectores
del Trabajo y Comisiones Especiales del Salario Mínimo, incluyendo
posteriormente a la Secretaría de Educación Pública para vigilar el
cumplimiento de las obligaciones de los patrones que en materia educativa
establecía la Constitución.
4.
Crear
comisiones mixtas y otros órganos preventivos y conciliadores.
Una nueva organización obrera, dirigida por Vicente Lombardo Toledano,
se opuso a algunas disposiciones que atentaban contra la organización sindical
al grupo que el gobierno considerara legítima, y solo reconocería contratos de
trabajo que estuvieran escritos y cuyos sindicatos hubieran sido reconocidos
por el gobierno. También permitía los cierres patronales, paros laborales
(cuando hubiera sobreproducción), el despido injustificado y el establecimiento
de salarios mínimos (poner un tope a las exigencias de los trabajadores en
cuanto a su retribución, y contener la posibilidad de mayores ingresos).
La complejidad de las relaciones entre los asalariados, las empresas y
el gobierno se tornaba álgida, pues derivada de la experiencia del gobierno de
la Unión Soviética, la idea de una organización obrera capaz de impulsar
medidas más favorables a los operarios era muy atractiva para estos y estaban
en cierta posibilidad de negociar. Sin embargo, el callismo no era partidario
de expresiones que minaran su poder.
Con base en el control
que el Jefe Máximo detentaba (por eso años el general Calles vivía frente al
castillo de Chapultepec, sede de la presidencia, por lo que un dicho popular
rezaba: “Allí vive el presidente- señalando el castillo-, y el que manda vive
en frente”, el país comenzó a institucionalizarse (muy a pesar de la paradoja
de hacerlo por la presidencia de un caudillo) mediante un muy complejo proceso
de reorganización estatal que, paulatinamente, le confería mayor autonomía
política frente a las clases sociales, permitiéndole reordenar las relaciones
de poder en el interior de la burocracia política. Cuando para Ortiz Rubio fue
imposible luchar, sin entrar en confrontación directa con el Jefe Máximo,
renunció a la presidencia de la República en 1932. Sin una oposición real,
Calles nombró como su sucesor al general Abelardo L. Rodríguez, quien quedó
como presidente interino por dos años.
3. Gobierno de Abelardo Rodríguez
Decreto del Salario Mínimo y la
creación de Nafinsa
Desde la fundación del
PNR quedó claro que dentro de esa organización se podía llegar a negociar algún
puesto político, pero fuera de él no se lograría nada. El único partido que se
mantuvo en oposición, aunque en una clandestinidad, fue el Partido Comunista
Mexicano, pero nunca tuvo una presencia nacional y sus militares pertenecían a
determinadas organizaciones de trabajadores muy localizados. El Partido
Nacional Revolucionario era el sustento del callismo.
Cuando Abelardo
Rodríguez fue designado presidente de México tenía claro que dependía de
Calles. Durante su gestión se instituyó legalmente el salario mínimo y se fundó
Nacional Financiera.
La Ley del salario
mínimo fue un mecanismo que se enmarcó en la necesidad de contener una posible
reacción de los trabajadores, ante sus condiciones de trabajo y vida, aunque se
presentó como un logro para ellos al establecer “lo mínimo” que se debía pagar,
en cualquier punto del país, para su subsistencia. Así se “aseguraba” la
subsistencia del trabajador, al mismo tiempo que se les daba a los patrones la
“medida justa” de lo que debería de pagar.
La creación de Nacional Financiera (Nafinsa), el 24 de abril de 1934, se debió a la promoción del secretario de Hacienda Marte R. Gómez, cuya intención era de “movilizar” ciertos bienes inmuebles que pertenecían al Estado Mexicano y, mediante su venta, lograr liquidez al sistema bancario convirtiéndose en una especie de banco inmobiliario. Los montos así obtenidos se canalizarían hacia las actividades productivas y se fomentaría a los pequeños industriales. El beneficio fue principalmente para quienes conocían tales posibilidades y no eran- mayoritariamente- los obreros ni los campesinos.
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