lunes, 16 de noviembre de 2015

El Maximato

El Maximato (1930-1932)

1.- Gobierno de Emilio Portes Gil

Fundación del PNR

En el momento del asesinato de Obregón la función presidencial aún no recaía en el general Calles, quien asumió la responsabilidad que reclamaba ese momento político: nombró a Emilio Portes Gil-un abogado declaradamente obregonista y que apoyó a diferentes grupos obreros de Tamaulipas cuando fue gobernador-como presidente interino (de 1 de diciembre de 1928 al 4 de febrero de 1930) y, al mismo tiempo, como encargado de esclarecer las causas políticas del asesinato. Con este movimiento el presidente dejaba el esclarecimiento de los hechos a cargo de los afectados, si bien el ejercicio del poder nacional lo mantenía en sus manos.


A partir de julio de 1928 Calles supo bien lo que significaría una nueva contienda entre los revolucionararios por llegar a la presidencia de México, por lo que señaló la <<necesidad de transmitir de una forma de gobierno basad en la figura del caudillo a otro de tipo institucional>>. Durante los últimos seis meses de su gobierno trabajó insistentemente en adentrar en las pudientes capas sociales la idea- que fue bien recibida- de crear un partido político para dirimir pacíficamente las sucesiones de los diferentes poderes. La necesidad de no desgastarse en más enfrentamientos llevó a la <<gran familia>> revolucionaria a intentar una modificación en sus prácticas, por lo que, meses más tarde (marzo de 1929), fue creado el Partido Nacional Revolucionario; casi de manera automática los partidos regionales empezaron a desaparecer. E acuerdo se sellaba, aunque la forma en que iba a desarrollarse no estaba bien definida, y el verdadero artífice ocupa sus contactos para que <<el partido>> quedara bajo su control.

Dentro del programa del PNR se contemplaban las demandas de los sectores sociales más necesitados: educación, generación de empleos, apoyo a los campesinos para que recibieran tierras ejidales, pero también señalaba la obligatoriedad de mantener una balanza de pagos equilibrados y de industrializar al país. Sin embargo, los principales objetivos de la política callista eran centralizar el poder y sujetaba su persona, aun sobre la figura del presidente de la República. Calles mandaba y n dejaría de hacerlo aun sin ser el presidente de México. A los años de la vida política mexicana que transcurrieron de 1929 a 1936 se les conoce en nuestra historia nacional como <<Maximato>>, por la trascendental importancia que tuvo la figura de Plutarco Elías Calles, llamado <<El Jefe Máximo>>. Si bien México había sido un país en donde el representante del Ejecutivo siempre actuaba como el gran ostentador del poder, para los años de 1929 y 1930 Calles evidenció que tal regla no escrita tenía una variación. El primero en saberlo fue Emilio Portes Gil.

El breve periodo de gobierno de Portes Gil fue muy intenso en hechos que necesitaban soluciones: resolver el conflicto con la Iglesia católica, poner en marcha las funciones del PNR y llevar a término el nuevo proceso electoral.
Una de las primeras actividades de Portes Gil, aun antes de ser presidente, se dirigió a tratar de contener la política radical contra las manifestaciones de la fe católica. Ya como titular del Ejecutivo Federal, en junio de 1929, esa política conciliadora le permitió entablar pláticas con los representantes de la iglesia católica, y les ofreció aplicar <<con tolerancia>> los artículos constitucionales que incidía en las prácticas religiosas. Por su parte, la institución católica se comprometió a reanudar el culto en los templos y a convencer a los cristeros de deponer las armas. El pueblo representado por la soldadesca y los campesinos, una vez más, puso los muertos en las élites urbanas- civiles y religiosas-efectuaron las negociaciones.

Rebelión escobarista

Un nuevo conflicto, aunque por razones crónicas, volvió a presentarse donde el Estado de Sonora. Con el Plan de Hermosillo, varios generales-Francisco R. Manzo, Fausto Topete, Marcelo Caraveo y otros- secundaron al general José Gonzalo Escobar en el levantamiento contra Emilio Portes Gil y Plutarco Elías Calles a inicios de marzo de 1929. Esta fracción
postulaba al licenciado Valenzuela para contender a la presidencia pero, al mismo tiempo, algunos de los insurrectos se decidía a formar parte del partido impulsado por el Jefe Máximo. Ante tal acción Portes Gil organizó la respuesta y encomendó la represión al general Calles. Durante tres meses se registraron hechos de armas, algunos de ellos en Monterrey, pero la derrota completa se les infligió en Jiménez, Chihuahua, departe del primer responsable de la sujeción; esta victoria volvió a presentar a Calles como el <<hombre fuerte>> del país.

Movimiento Vasconcelista y autonomía de la UNAM

La necesidad de organizar el proceso electoral para la presidencia de México había motivado a Plutarco Elías Calles a orquestar la creación del Partido Nacional Revolucionario, pero no todos los representantes de los poderes regionales estaban dispuestos a subordinarse totalmente. Ya los escobaristas lo habían evidenciado y su levantamiento armado fue sofocado, por lo que desde un grupo civil apareció otra propuesta encabezada por José Vasconcelos con apoyo del Partido Nacional Antirreleccionista.


El antiguo titular de la SEP en el gobierno de Obregón intentó agrupar a los descontentos con el callismo, incluidos los cristeros, e inició una campaña presidencial emulando a Francisco I. Madero. El tono de la oposición al grupo en el poder se enfilaba a captar las simpatías de las clases medias, algunos empresarios, pero, sobre todo, a los grupos estudiantiles. Vasconcelos inició su campaña en Nogales, Sonora, y logró congregar algunos simpatizantes. Sin embargo, en no pocas ocasiones fue increpado y hostilizado por seguidores de PNR. Además, en el movimiento Vasconcelista no existía una organización bien estructurada, y la fuerte personalidad de su líder podía generar atracción o rechazo entre los grupos menos preparados políticamente dado el lenguaje <<culto>> que usaban en sus mítines.
El cruce de dos campañas electorales generó tensiones, sobre todo en la Ciudad de México cuando, en las mismas fechas, se produjo un hecho insólito: una huelga de estudiantes de la Universidad Nacional.

Inmersa en el contexto de la Revolución Mexicana, la vida universitaria fue importante noticia en 1923, cuando en la Escuela Nacional Preparatoria dos importantes personajes de la vida académica de México tuvieron fuertes diferencias: Vicente Lombardo Toledano, director de la Escuela Nacional Preparatoria, y José Vasconcelos, titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP). Esta situación hizo surgir, aunque se había presentado ya antes, la idea de que la Universidad fuera autónoma de la Secretaría de Educación Pública. El estallido de la revolución delahuertista, a finales de 1923, hizo que la SEP no recibiera los mismos montos económicos que los años anteriores, y Vasconcelos presentó su renuncia al presidente Obregón, aunque le fue aceptada hasta julio del siguiente año. Una vez sofocada la rebelión delahuertista, la Universidad volvió a sus actividades normales y la idea de la autonomía no volvió a tener grandes posibilidades de prosperar.

En mayo de 1929 se presentó un conflicto por las modalidades de evaluación sugeridas por las autoridades universitarias designadas por el presidente Emilio Portes Gil y que se orientaban, principalmente hacia la escuela de jurisprudencia y Ciencias Sociales. Los estudiantes de leyes se organizaron en una asamblea general e intentaron dialogar con el secretario de educación, Ezequiel Padilla, previo acuerdo de irse a la huelga si no se resolvían sus demandas. La rectoría respondió que si la huelga estallaba, se clausuraría la escuela de Jurisprudencia. La huelga estalló el 5 de mayo. El presidente de México y el rector anunciaron la clausura de la escuela de Jurisprudencia y de todas las escuelas que la apoyaran. La movilización estudiantil se generalizó por la actividad desarrollada por la Confederación Nacional de Estudiantes. Se designó un comité de huelga y, aunque las autoridades decidieron la reanudación de clases, los estudiantes no se presentaron. Narciso Bassols, director de la escuela, presentó su renuncia; otras escuelas secundaron a los de Jurisprudencia y se presentaron conflictos entre estudiantes universitarios porque se organizó una fuerza para contrarrestar a los huelguistas a través del llamado bloque orientador. Cuando la policía intervino y resultaron heridos algunos estudiantes, el movimiento creció y recibió apoyo de ciertos maestros.

El presidente Portes Gil llamó a los estudiantes a dialogar con él, y unos días después-el 1 de junio-el Consejo Universitario hizo público su acuerdo sobre la autonomía. Una vez cubiertos los trámites legales ante los representantes del poder legislativo, Portes Gil formuló el proyecto de ley Orgánica de la Universidad Nacional Autónoma. El día 5 de julio la liga de profesores y estudiantes universitarios declaró que si se aprobaba la ley de autonomía darían por terminada la huelga. La Universidad Nacional Autónoma de México surgió a la vida social y política del  país en 1929.

La posición estudiantil fue así encausada hacia preocupaciones más particulares, y si bien un grupo importante de ellos siguió secundando a Vasconcelos, no todos aceptaban ser considerados como sus seguidores. La campaña presidencial del Partido Nacional Antirreleccionista siguió adelante en su confrontación con Pascual Ortiz Rubio, candidato del Partido Nacional Revolucionario.
La perspicacia del general Calles al convocar a la creación del PNR, externada desde diciembre de 1928, se concretó en marzo de 1929, cuando se reunieron todos los interesados en Querétaro para fundarlo, darle su programa y estatutos , al mismo tiempo y dada  la proximidad de las elecciones presidenciales, nombrar a su candidato. Su primer comité Directivo estuvo integrado por Plutarco Elías Calles como presidente, Luis L. León como secretario y Manuel Pérez Treviño en función de tesorero; también al licenciado Aarón Sáenz. Correspondió a Emilio Portes Gil reconocer a la nueva agrupación política como presidente de México y, bajo decreto suyo, descontar a todos los empleados públicos siete días de sueldo para mantenimiento de aquél, así como la determinación de incluir a los <<donantes>> como miembros activos del partido.
Buena parte de los obregonistas esperaban que a partir de marzo, con el apoyo del nuevo partido, apareciera la candidatura de Aarón Sáenz, pero la realidad fue distinta.

2.- Gobierno de Pascual Ortiz Rubio

Doctrina Estrada y Ley Federal del Trabajo

Los hechos acaecidos en Querétaro evidenciaron el poder de Plutarco Elías Calles, quien con una serie de leales a su persona, promovió la figura de Pascual Ortiz Rubio como el primer candidato del PNR a la presidencia de México. La reacción de Sáenz y sus seguidores fue violenta, pero el Jefe Máximo tuvo la capacidad de contenerla. A partir de allí los recursos gubernamentales, económicos y de logística se destinaron a apoyar la campaña de Ortiz Rubio.


El PNR fue la suma de varias posturas surgidas principalmente de los revolucionarios adeptos a Obregón y a Calles, pero también de otros que regionalmente eran fuertes pero no capaces de alcanzar poderío nacional. Calles comprendió tal realidad política que sustentaría al ingeniero Pascual Ortiz Rubio como su candidato a llevarlo al triunfo electoral en noviembre de 1929. El control de obreros, campesinos e indígenas por medio de líderes sindicales, o caciques-a través de la fuerza, la manipulación o la incomprensión de lo que representaba la <<democracia>>-, dieron sus resultados. Ortiz Rubio resultó presidente electo.
Una vez que Ortiz Rubio rindió protesta como presidente de México para ocupar el cargo de 1930 a 1934, pocos fueron los que creyeron que estuviera lejos de la influencia callista, sobre todo al comprobar que, ante un atentado que sufrió el mismo día que inició su mandato, mayor fue el número de políticos que fueron a consultar a Calles para preguntarle qué era lo que se iba a hacer, que los que se preocuparon por la salud del presidente. No obstante, el nuevo titular del Ejecutivo Federal intentó crearse un equipo de trabajo que respondiera a sus propios proyectos, situación que encontró fuertes obstáculos entre la administración de filiación callista. Además, esos primeros años de los treinta fueron de grandes problemas económicos del ámbito mundial, lo que impedía la obtención de buenos resultados en tal área y, sobre todo, sin la ayuda callista.

Uno de los problemas más importantes que tuvo que enfrentar Ortiz Rubio se derivó del llamado<<crack>> de 1929, cuando la economía estadunidense tuvo una fuerte recesión después del increíble auge económico vivido al término de la Primera Guerra Mundial y que posibilitó los fabulosos veinte. Ante la desocupación de trabajadores mexicanos que laboraban en Estados Unidos, muchos de ellos se vieron en la necesidad de regresar a México; para resolver sus problemas el gobierno estadunidense se confirió la capacidad de decidir qué gobiernos eran <<dignos de confianza>> para sus interese y reconoce-o no- a sus representantes. Para el gobierno mexicano era prioritario establecer buenas relaciones con su vecino del norte, pero sin menoscabo de su soberanía. Por ello, don Genaro Estrada, ministro de Relaciones Exteriores, señaló que México no se pronunciaría por otorgar reconocimientos, por considerar esa práctica como algo  denigrante que, sobre herir la soberanía de otras naciones, las colocarían en la posibilidad de que sus asuntos interiores pudieran ser que consideran  calificados-en cualquier sentido-por otros gobiernos, quienes asumirían una actitud de crítica al decidir, favorable o desfavorable, sobre la capacidad legal de regímenes extranjeros. Estrada hizo circular tal determinación en pos de defender de los pueblos para asumir el tipo de gobierno  que consideraran adecuado y rechazar cualquier intento de intervención en tal ámbito. La postura de México fue aceptada y asumida por los otros países para sus propias políticas internacionales.

Al interior del mismo país la presidencia de los trabajadores, cada vez más importante, requería atención dado el peso que detentaba la política y económicamente. Protegida por Calles, la CROM de Morones había sido un mecanismo de apoyo para las políticas gubernamentales, pero desde el asesinato de Obregón-así como los excesos y prepotencia de sus líderes- le había restado popularidad, por lo que algunos sindicatos muy fuertes, como el de los ferrocarrileros, los electricistas y los petroleros, buscaban sus propias formas de organización y lucha.

El ascenso político de estos sectores obreros estaba en relación con la importancia que tenían en el desarrollo económico del país, justo cuando la industria empezaba a despegar, y ello requirió-de parte del Estado-reglamentar las relaciones laborales. Para 1931 el resultado de múltiples iniciativas en tal sentido se presentó a través de la primera Ley Federal del Trabajo, el 27 de agosto, que otorgaba plena autonomía al Departamento del Trabajo mediante una serie de atribuciones bien definidas, entre las que destacan las siguientes:
1.       Vigilar el cumplimiento de la Ley Federal del Trabajo.
2.       Buscar soluciones a los conflictos laborales mediante la conciliación. (Para ello funcionarían  las Juntas de Conciliación y Arbitraje, municipales, estatales y federales).
3.       Desarrollar una política de previsión social y de inspección. (Se designarían inspectores del Trabajo y Comisiones Especiales del Salario Mínimo, incluyendo posteriormente a la Secretaría de Educación Pública para vigilar el cumplimiento de las obligaciones de los patrones que en materia educativa establecía la Constitución.
4.       Crear comisiones mixtas y otros órganos preventivos y conciliadores.

Una nueva organización obrera, dirigida por Vicente Lombardo Toledano, se opuso a algunas disposiciones que atentaban contra la organización sindical al grupo que el gobierno considerara legítima, y solo reconocería contratos de trabajo que estuvieran escritos y cuyos sindicatos hubieran sido reconocidos por el gobierno. También permitía los cierres patronales, paros laborales (cuando hubiera sobreproducción), el despido injustificado y el establecimiento de salarios mínimos (poner un tope a las exigencias de los trabajadores en cuanto a su retribución, y contener la posibilidad de mayores ingresos).
La complejidad de las relaciones entre los asalariados, las empresas y el gobierno se tornaba álgida, pues derivada de la experiencia del gobierno de la Unión Soviética, la idea de una organización obrera capaz de impulsar medidas más favorables a los operarios era muy atractiva para estos y estaban en cierta posibilidad de negociar. Sin embargo, el callismo no era partidario de expresiones que minaran su poder.
Con base en el control que el Jefe Máximo detentaba (por eso años el general Calles vivía frente al castillo de Chapultepec, sede de la presidencia, por lo que un dicho popular rezaba: “Allí vive el presidente- señalando el castillo-, y el que manda vive en frente”, el país comenzó a institucionalizarse (muy a pesar de la paradoja de hacerlo por la presidencia de un caudillo) mediante un muy complejo proceso de reorganización estatal que, paulatinamente, le confería mayor autonomía política frente a las clases sociales, permitiéndole reordenar las relaciones de poder en el interior de la burocracia política. Cuando para Ortiz Rubio fue imposible luchar, sin entrar en confrontación directa con el Jefe Máximo, renunció a la presidencia de la República en 1932. Sin una oposición real, Calles nombró como su sucesor al general Abelardo L. Rodríguez, quien quedó como presidente interino por dos años.

3. Gobierno de Abelardo Rodríguez

Decreto del Salario Mínimo y la creación de Nafinsa

Desde la fundación del PNR quedó claro que dentro de esa organización se podía llegar a negociar algún puesto político, pero fuera de él no se lograría nada. El único partido que se mantuvo en oposición, aunque en una clandestinidad, fue el Partido Comunista Mexicano, pero nunca tuvo una presencia nacional y sus militares pertenecían a determinadas organizaciones de trabajadores muy localizados. El Partido Nacional Revolucionario era el sustento del callismo.
Cuando Abelardo Rodríguez fue designado presidente de México tenía claro que dependía de Calles. Durante su gestión se instituyó legalmente el salario mínimo y se fundó Nacional Financiera.


La Ley del salario mínimo fue un mecanismo que se enmarcó en la necesidad de contener una posible reacción de los trabajadores, ante sus condiciones de trabajo y vida, aunque se presentó como un logro para ellos al establecer “lo mínimo” que se debía pagar, en cualquier punto del país, para su subsistencia. Así se “aseguraba” la subsistencia del trabajador, al mismo tiempo que se les daba a los patrones la “medida justa” de lo que debería de pagar.

La creación de Nacional Financiera (Nafinsa), el 24 de abril de 1934, se debió a la promoción del secretario de Hacienda Marte R. Gómez, cuya intención era de “movilizar” ciertos bienes inmuebles que pertenecían al Estado Mexicano y, mediante su venta, lograr liquidez al sistema bancario convirtiéndose en una especie de banco inmobiliario. Los montos así obtenidos se canalizarían hacia las actividades productivas y se fomentaría a los pequeños industriales. El beneficio fue principalmente para quienes conocían tales posibilidades y no eran- mayoritariamente- los obreros ni los campesinos.

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