Gobierno de Lázaro Cárdenas del Río
(1934-1940)
Cuando Cárdenas llegó a ocupar la presidencia de México tenía cierta experiencia de lo que era desempeñar un cargo público, pues había sido gobernador de Michoacán, Presidente del Partido Nacional Revolucionario, militar victorioso del lado del callismo y jefe de las operaciones militares en la zona norte de Veracruz, lo que le permitió conocer de cerca la problemática de los trabajadores petroleros con las compañías extranjeras que se dedicaban a la extracción del energético en esa importantísima región; asimismo, fue Secretario de Gobernación con Pascual Ortiz Rubio y Secretario de Guerra y Marina con Abelardo L. Rodríguez.
Además de los obreros y campesinos el grupo militar también mantuvo un especial nexo con Cárdenas, sobre todo los más jóvenes, quienes vieron en él a uno de los suyos; también con los intelectuales las relaciones fueron buenas. Asimismo, las incipientes clases medias-los burócratas, principalmente- fueron bien tratadas por la administración cardenista, tanto cuando fue gobernador como cuando fue presidente del PNR. Además, después de diez años de haberse establecido el nuevo estado mexicano y seguir fortaleciéndose su proceso institucional, la vida política del país transitaba, no sin algunos obstáculos, hacia la pacificación y un proceso de construcción.
El Estado benefactor

Reparto agrario, movimientos obreros y campesinos; creación de la CTM y de la CNC

En la zona conocida como La Laguna, que se encuentra entre los estados de Coahuila y Durango, donde existía una previa disputa entre hacendados y campesinos que reclamaban la propiedad de miles de hectáreas, el presidente dotó de casi 50 mil hectáreas de tierras a los solicitantes de esos terrenos, haciendo en parte justicia a una de las demandas trascendentales de la Revolución.
Las grandes dotaciones de tierras registradas en el cardenismo, además de la sensibilidad política del presidente, estaban también sustentadas en un agrarismo ferviente de parte de los campesinos que reclamaban con las armas en la mano el cumplimiento de sus demandas. El agrarismo radical era conocido y reconocido por la administración del genera michoacano.
Mas no solo se dotó de tierra a los campesinos, también se les otorgó apoyo económico y técnico para impulsar la obtención de beneficios con la creación del Banco de Crédito Ejidal, aunque en algunas ocasiones los auxilios no llegaron hasta sus destinatarios o fueron erróneamente ocupados.
El movimiento campesino no dejaba de hacerse presente y su participación en la vida económica requería una mejor producción, pero también su peso político impulsaba a una organización dirigida por el gobierno federal para controlar las irrupciones sociales en ese sector. La centralización del poder en manos nuevamente, del presidente de la República fue una línea del gobierno cardenista que en 1935 ya estaba en marcha. El movimiento obrero fue otro elemento a considerar.
Ya desde el surgimiento de la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM, 1918), que era la organización obrera más grande del país, una buena parte del sindicalismo aceptó las directrices que el gobierno mexicano impuso en torno a la regulación de las relaciones entre el capital y el trabajo. Luis N. Morones, como su eterno dirigente-prototipo de la corrupción y el oportunismo, sobre todo en el gobierno de Calles-, limitó una organización más genuina de los trabajadores mexicanos, pero algunos sindicatos importantes no se afiliaron o bien se desprendieron pronto de tal central. Los electricistas, los ferrocarrileros, los mineros y los petroleros buscaron alternativas diferentes y crearon en 1935 el Comité de Defensa Proletaria (CNDP). Estos sindicatos registraban un importante peso dentro de la economía mexicana y habían iniciado una lucha por el reconocimiento legal de sus dirigentes para tratar con los empresarios como parte imprescindible de sus respectivas actividades industriales.
Para el trascendental año de 1936, en febrero, el CNDP lanzó una convocación para crear una central obrera fuerte; de ahí surgió la Confederación de Trabajadores de México (CTM), el 24 de febrero, cuyo primer secretario general fue Vicente Lombardo Toledano. La CTM aglutinó a 4 mil delegados, representantes de 600 mil trabajadores; el primer conflicto se registró
cuando de manera fraudulenta Fidel Velázquez fue nombrado secretario de organización y propaganda, en perjuicio de Miguel Ángel Velasco, militante del Partido Comunista Mexicano. Lombardo Toledano mantuvo Fidel Velázquez; Velasco declinó ante tal situación, pero asumió el área de educación sindical.
La CTM, con Lombardo Toledano como máximo dirigente, apoyó en abril de 1936 a Cárdenas cuando expulsó a Calles del país-con manifestaciones tumultuosas en varias ciudades del país. Además, la CTM apoyó a los petroleros en su lucha contra compañías extranjeras y creció su credibilidad. Para 1937 correspondió a los electricistas promover una disputa con la principal compañía del ramo, The Mexican Light and Power Co., y el fallo para sus demandas les fue favorable. Para finales de ese año los petroleros se pronunciaron por un contrato único de trabajo para todos ellos; existían varias compañías que los empleaban con salarios y condiciones laborales diferentes, por ejemplo El Águila, La Huasteca Petroleum Co., La Transcontinental, La Corona, La Mexican Golf, La Texas Oil Co., entre otras. Las negociaciones fueron muy difíciles dada la importancia de la industria petrolera, tanto nacional como internacional, pero al fin lograron un aumento salarial, el establecimiento de una jornada de 40 horas semanales y, lo más importante, la posibilidad de que el gobierno mexicano realizara una investigación de tipo económico en la contabilidad de las compañías petroleras extranjeras para considerar un pago mayor de salarios.
Desde años atrás había existido la idea de crear la Confederación Nacional Campesina con el propósito de aglutinar a los trabajadores del campo que seguían demandando tierra para hacerla producir, pero fue hasta agosto de 1938 cuando tal organización contó con todo el apoyo presidencial u una estructura reconocida. Su primer secretario general fue el profesor Graciano Sánchez. En sus declaraciones especificaba que <<pugnaría porque las haciendas del territorio nacional fueran fraccionados en ejidos y se repartiera esa tierra a los peones acasillados>>.Tal orientación era resultado de una efervescencia agraria que se registraba en algunos estados de la República, uno de ellos Michoacán, estado natal del presidente y uno de sus allegados más importantes, el general Francisco Mujica, fuerte promotor del reparto agrario. Si bien el peso político del campesino mexicano era importante, poco a poco se hacía evidente que no contaba con líderes que pretendieran una confrontación directa con el presidente, y menos cuando se les estaba dotando de tierra.
Sinarquismo y fundación del PAN y rebelión de Saturnino Cedillo

Con una filiación de la base católica, pero más urbana y de mayores recursos económicos, surgió un partido político de tendencia conservadora que miraba al cardenismo como promotor de ideas comunistas. Así, fundado por Manuel Gómez Morín surgió el Partido Acción Nacional, en septiembre de 1939. Buscaba tomar el poder por medio de la lucha electoral.
En el caso del general Saturnino Cedillo representa una oposición más al régimen cardenista ante un momento social que marcaba cambios importantes en la política del país. Cedillo había sido un combatiente del gobierno mexicano contra los cristeros, pero en los últimos meses del conflicto impidió que se cometieran abusos contra ellos. El estado de San Luis Potosí se sustentaba, como buena parte de México a finales de la década de 1930, en el trabajo de los campesinos y Cedillo logró-una vez cerrada la revuelta de carácter religioso- una fuerte presencia en esa región.
Nacionalización de la industria ferrocarrilera y expropiación petrolera
Para 1939 el escenario político mexicano volvía a tensarse ante dos situaciones importantes: las elecciones presidenciales y las condiciones de guerra que se vivían en Europa, y precisaba definiciones ante ello.
La experiencia expansionista de las diversas potencias económicas encontró mayor o menor resistencia en los territorios en los cuales habían decidido intervenir, sin olvidar que no solo tenían incidencia a través de la fuerza, sino también por medio de transacciones económicas.
Para el caso de México la penetración de os intereses estadounidenses era altamente significativa y en sectores estratégicos. En el norte del país las minas seguían produciendo metales para la industria.
Durante el sexenio cardenista varios factores influyeron para que los conflictos con los Estados Unidos volvieran a presentarse y evidenciaron el carácter antiimperialista de la política presidencial, entre otros, el ascenso de movimiento sindicalista de los petroleros mexicanos 8que contaban con el apoyo del gobierno); otros respondía a que las compañías petroleras estadounidenses estabas trasladándose a explotar el petróleo de Venezuela, en cuyo país no existía una legislación que
protegiera tanto como la mexicana, y este tipo de recursos ni siquiera tenía un sindicalismo combativo, otro más radicó en que el principal campo petrolero de la época pertenecía a la compañía el Águila, de propiedad anglo holandesa, y no podía ser tan cuidado por sus propietarios, pues temían al estallido de otra gran guerra, ante lo cual debían mantener sus posesiones en el Medio Oriente. Sumando a estas situaciones, se originó un problema salarial entre las diferentes compañías y los trabajadores mexicanos que desemboscó en una renuencia de parte de las empresas a acatar la justicia mexicana, por lo que, haciendo uso de una ley reglamentaria en 1936, con el respaldo de los enormes contingentes del campo y de la ciudad, Lázaro Cárdenas decretó expropiar <<por causa de utilidad pública>> a esas compañías toda la infraestructura establecida, mediante pago, y nacionalizar el petróleo.
Transformación de PNR a PRM

Política Internacional
El escenario nacional había requerido mucha atención al gabinete presidencial, pero al mismo tiempo, la política internacional se tornaba compleja ante la inminencia de una nueva confrontación armada debido a la agresiva intervención de Japón sobre China, la Alemania nazi contra Checoslovaquia y de la Italia fascista sobre todo Etiopía, llevando a Cárdenas a manifestar su repudio a tales sucesos ante la Liga de las Naciones. Sin embargo, su postura más osada se presentó al no ocultar su apoyo a los republicanos españoles cuando escenificaron su guerra civil contra la tendencia militarista-al triunfante- representado por el general Francisco Franco. México fue el país que más enfáticamente hizo su rechazo ante la organización mundial promotora de la paz por la evidente violación a los acuerdos firmados al término de la Primera Guerra Mundial.